martes

Identidad nacional e identidades múltiples

Patricia Correa Arangoitia
Ciudadana constructora

La búsqueda de una identidad nacional peruana ha sido la gran aspiración que políticos, caudillos e intelectuales han buscado para el país, desde la propuesta criolla hasta el indigenismo más extremo. ¿Qué somos?, ¿cómo somos?, ¿qué nos identifica como peruanos? Esta búsqueda, en pleno siglo XXI, continúa sin resultados que satisfagan las expectativas latentes de identidad nacional, pese a que contamos con mayores elementos de juicio que contribuyen a comprender y perfilar mejor nuestra identidad.

En el Perú existe una tendencia a marcar y subrayar las diferencias culturales y raciales, en contraposición al hecho que posibilitó la construcción de nuestra historia nacional mestiza y para el que, desde el enfoque cultural e identitario, resulta difícil encontrar un “término” que involucre y explique ese mestizaje.

Sobre la primera tendencia, es preciso señalar que está fundamentada en verdades de perogrullo. Así, el Perú es cuna de múltiples culturas como la quechua y aymará, cuya cosmovisión es distinta a la afroperuana, shipiba o aguaruna, también peruanas, y las de éstas disímiles a la costeña o a la netamente occidental. En nuestro país existe una apología a la diversidad cultural e identitaria, que subraya las diferencias de origen y que tiene un prurito racial y cultural muy fuerte. Por ello, no es extraño que escuchemos contraponer culturas, como la cultura indígena vs. la occidental, o considerar a la nación aymará como algo distinto y antagónico a las otras culturas. Siendo así, resulta difícil converger en una identidad nacional que vertebre todas las manifestaciones del ser nacional. Es bueno precisar que no se trata de sumar la diversidad cultural e identitaria existente en el Perú y tener como resultado una nación supuestamente cohesionada.

Por otro lado, en el Perú encontramos nuevos procesos de expresión cultural e identitaria que van mas allá de las diferencias existentes; procesos culturales que empiezan a darle nuevos rostros y formas a eso que llamamos peruanidad. Desde el siglo pasado se empezó a vislumbrar señales de ello. Los pobladores andinos no solo han poblado físicamente las grandes y pequeñas ciudades de la costa. Son sus rostros, vivencias y expresiones culturales los que han dado lugar a un mestizaje que, a las claras, pinta de cuerpo entero la realidad que se avizora: un país con perspectivas históricas que sintonizan con las aspiraciones de todos los peruanos y que se expresa en un término que aún tiene cierto lastre despectivo, pero que ahora cobra valoración social y económica: “lo cholo”. Término peyorativo –como lo sigue siendo la expresión “serrano” o “indio”– que pone al desnudo un racismo aun insistente en algunos sectores de la sociedad peruana.

Al respecto el testimonio de José María Arguedas, describiendo al Perú de los años 20 del pasado siglo, es ilustrativo:
“(…) un ‘serrano’ era inmediatamente reconocido y mirado con curiosidad o desdén; eran observados como gente bastante extraña y desconocida, no como ciudadanos o compatriotas. En la mayoría de los pueblos pequeños andinos no se conocía siquiera el significado de la palabra Perú. Los analfabetos se quitaban el sombrero cuando era izada la bandera, como ante un símbolo que debía respetarse por causas misteriosas, pues un faltamiento hacia él podría traer consecuencias devastadoras. ¿Era un país aquél que conocí en la infancia y aún en la adolescencia? Sí, lo era. Y tan cautivante como el actual. NO era una nación” [1].

Esta descripción de Arguedas grafica con mucha claridad el desprecio racial incubado en el corazón y en la cabeza de muchos peruanos. No hemos terminado de construir nuestra nación y esto no será posible en tanto exista ese tipo de actitudes excluyentes. Sin embargo, hoy es evidente que el contexto social ha variado en algo. Los pobladores llamados andinos, amazónicos, etc., han encontrado canales alternos de expresión más allá de la música o el arte, y participan cada vez en ámbitos como el empresarial llamado “emergente”.

En este contexto, a tono con las visiones antes reseñadas, existen dos posibilidades que permita cohesionar a un país desmembrado. La primera es que sigamos solo apostando por fortalecer identidades regionales en un país que aún no termina por sentirse una nación. Tal postura es una visión errada de la multiculturalidad, ya que solo afirma diferencias pero que no tiende puentes para reconocer puntos en común, dejando de lado la posibilidad de construir un proyecto de país.

Otra posibilidad es ir dándole forma a ese proceso que recorre el país de un extremo a otro y que tiene distintas formas de expresión; eso que podemos llamar la nueva peruanidad, que da cuenta de cómo el andino y el amazónico que migraron a la ciudad no se separan social ni culturalmente de aquellos que se quedaron en su lugar, no obstante los elementos de la modernidad que trastocaron su vida, sea la ciudad, la radio, la televisión, el Internet, entre otros, que deben ser utilizados también como parte de esa construcción.

¿Es posible entonces hablar de una identidad nacional chola en un país multicultural y diverso como el nuestro? Al respecto, no se trata de soslayar y dejar de lado la riqueza de la diversidad de culturas peruanas, sin embargo, es innegable el sincretismo de la cosmovisión andina con la occidental. Y es que el Perú de hoy se ha forjado a partir de esa fusión andino-occidental. Obviamente, lo que a esta cultura aporta la cosmovisión andina es invalorable, si bien la modernidad tiene factores más dinámicos; hay elementos andinos que son sellos de la cultura peruana y nos hacen diferentes a las otras, por lo que el sistema educativo debería recogerlos y expresarlos, el sistema político atenderlos y el social recrearlos en nuestra integración nacional e inserción en la comunidad mundial.

La posibilidad de afirmarnos como nación es una decisión colectiva y también individual. Se trata de reconocer que hay elementos en común, más allá del territorio y nuestra diversidad. Solo podremos afirmar esta nación si asumimos que nuestro proceso de construcción cultural es parte de un proyecto común y que el término “cholo”, que sirvió para discriminar, para diferenciarse con el otro y excluirlo, en la actualidad es expresión de una peruanidad plena de pujanza, esfuerzo, trabajo, arte, cultura, creatividad, etc. Efectivamente, esa mayoría que estuvo al margen del sueño republicano hoy empieza a tener protagonismo y la posibilidad de expresar la identidad peruana: “la chola”, termino que no zanja, sino que abre posibilidades para afirmar la construcción de la nación peruana y de nuestra identidad humana, que nos haga ciudadanos del mundo.

[1] Arguedas, José María. Perú vivo. Ed. Juan Mejía, Lima, 1966, p.12. Citado en: Sanders, Karen. Nación y Tradición. Cinco discursos en torno a la nación peruana, 1885-1935. Fondo de Cultura Económica - Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1997, p. 182

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hago llegar mi saludo a la iniciativa unificadora y aunque estoy de acuerdo con la mayoría de lo vertido en cada uno de los ensayos, Debo mencionar que discrepo en el punto de que solo los peruanos somos cholos ya que una colombiana (de Nariño) me ha demostrado que se siente chola y que todos los que descendemos de la Cultura del Tawantinsuyo lo somos, ya que descendemos de las mismas raíces culturales… Esta blanquiñoza señorita hizo un viaje desde su provincia a la Capital del Cuzco, como si se tratara de un peregrinaje a la meca de nuestra cultura; del mismo modo, pude constatar que yo que crecí en Huancavelica, compartía con ella muchos aspectos culturales y costumbres ya olvidadas o nunca aceptadas en nuestra capital.
Apoyo sus ideas por que ya va siendo hora de que los colegios y escuelas dejen de enseñar a odiar… no podemos seguir odiando a la otra mitad de nuestro tronco familiar, es enfermizo… ¿porqué ocultarlo? Somos descendientes de europeos y de andinos y esa es la única realidad… si buscamos la unidad de nuestros pueblos, no podemos dejar de lado ninguna de nuestras dos grandes raíces,no podemos dejar ni una gota de nuestra sangre fuera de ella.

Saludos orgullosamente cholos por la unidad de una latinoamerica andina y a seguir creando conciencia.

miaau dijo...

Muy bueno el artículo, sin embargo, encuentro muchos párrafos iguales a este: http://www.monografias.com/trabajos98/la-identidad-nacional/la-identidad-nacional.shtml

Sería bueno que use las citas. sin embargo la iniciativa de crear una conciencia colectiva de la identidad peruana como pluricultural y enriquecida por todas es genial.
Gran aporte.